El otro día salí pitando del bus y me dejé los guantes. Los daba absolutamente por perdidos. En un esfuerzo por intentar recuperarlos, volví a coger el mismo autobús dos días después y le pregunté al conductor si por casualidad los había visto. "Los tengo yo pero los he dejado en otro autobús. Pásate mañana a esta hora que te los tengo". Y al día siguiente allí estaba el autobusero con los guantes en la mano esperándome nada más subir al bus. Ingolstadt es pequeño pero qué grande en estos pequeños detalles :)
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